sábado, 16 de enero de 2010

Del diario personal de Fail-jes-Aperle, legado imperial

En Sargus, mayo del año 751 de la Reforma.



El día ha sido tedioso. A pesar de ser otoño hizo un calor insoportable y apenas podía respirar debajo del maldito traje de gala. Todos estabamos agobiados con el en esa sala tan pequeña y con el olor penetrante del incienso. La ceremonia fue breve, afortunadamente, y pude volver a la quietud de mi despacho. Pero allí me esperaban sólo complicaciones: los catastros del impuesto territorial de los granjeros del distrito de Veria, cincuenta y cinco códices donde se acumulaban declaraciones y actas sobre todas las propiedades agrícolas del distrito de los últimos cuatro años, información imprescindible para calcular la cantidad de grano que podríamos recoger en la contribución extraordinaria que el arcadefán pretende cobrar para continuar la guerra. En cinco años de guerra las arcas del buen arcade están al borde de la bancarrota.


Esta guerra acabará mal para nosotros, no hay más que señales de un estancamiento que terminará agotándonos. Cinco años de guerra y yo todavía continúo en Sargus, en la misma pequeña oficina de la Cancillería de Sargardia. Logodefán de la Provincia de Veria, éste parece que será mi destino. No me quejo, es un trabajo importante; en la Alsolem, al menos una vez cada dos semanas asisto personalmente a las ceremonias de imperiales y dos veces por semana el Caciller Tagla me recibe en su despacho para oír mis informes. Sé que el arcadefán aprecia mis notas y comentarios, lo mismo que el Canciller, quién me tiene como uno de sus hombres de confianza,  me ha cedido un asiento en el hipódromo junto al suyo y desea que acompañe a sus hijas al teatro. No está mal para ser un exiliado y haber sido declarado traidor en su ciudad natal.¡ Ah! Los armiritas somos tan vengativos, tan violentamente vengativos. Creo que debo ser el único de los que permanecimos junto al arcadefán Halfel-jes-guy aquí en Sargus, quien ha sido declarado traidor. Ni siquiera al almirante Jais- Teleon, que bloqueó el puerto de Jermia por seis meses, tuvo este tratamiento. Bueno, a fin de cuentas mi madre debería estar orgullosa, tiene un hijo celébre, a su pesar o quizá deba decir lo contrario.

Visiones de Helonia


La villa de Horné



Arcad-Ormir




El palacio de la Alsolem